Luz María Meseguer Puig - Doctoralia.es
psicologo castellon

MALTRATO INFANTIL

EL CASTIGO FÍSICO

EL CASTIGO FÍSICO

Hoy quiero hablar de lo que viene siendo conocido por todos, como pegar para corregir conductas inadecuadas de los menores.

Cada vez más la sociedad en su conjunto va tomando conciencia de que esa práctica para educar no sirve. Vamos entendiendo que no deja de ser un acto violento para corregir tal vez otro acto violento, lo cual es una incoherencia.

Ser coherente es un principio básico a tener en cuenta los adultos como educadores. Coherencia con lo que decimos y con lo que hacemos, porque a menudo se educa más con nuestra conducta y de que modo resolvemos los conflicto os.

Por si todavía hay alguna duda, el uso del castigo físico o los insultos son hechos humillantes que provocan en los menores sentimientos de inferioridad, rabia, tristeza, sentimientos de soledad y abandono. También culpa.

Con el uso de la violencia para educar solo conseguimos mermar su autoestima, generando sentimientos de poca valía. A la larga influye en la salud mental de los menores que acaban desarrollando ansiedad o depresión, junto a unas expectativas muy pobres acerca de sí mismos, de quienes son y de sus capacidades.

El castigo físico no educa, solo sirve para que se sometan a las normas, por miedo a un castigo mayor, o por el contrario pueden desarrollar un sentimiento de querer transgredir las normas, adoptando a su vez una conducta violenta hacia quienes le agreden y por extensión hacia los demás, porque al pegar lo que les estamos transmitiendo es que impera la ley del más fuerte, del que se impone. De este modo se incorpora la violencia como un estilo de vida, teniendo una visión negativa de las personas y de la sociedad en su conjunto. El mundo es percibido como amenazante, pues se ha fomentado la desconfianza.

El castigo físico deteriora las relaciones familiares y no hay comunicación entre sus miembros, pues se impone la conducta impulsiva, a la reflexión. Se crece con dificultades para el autocontrol de las emociones.

El castigo físico y las humillaciones se producen ante la falta de recursos educativos para afrontar un reto que les marcan los hijos con su conducta inadecuada. Algunos padres justifican su actitud como una corrección educativa, pero pegar o humillar nunca puede ser educativo, es un acto violento de un adulto a un menor, de consecuencias muy negativas que marcan el desarrollo evolutivo para siempre.

El psicólogo es el profesional encargado de ayudar a los padres a encontrar recursos para afrontar los retos educativos que les marcan los hijos con su conducta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PSICÓLOGA LUZ MARÍA MESEGUER I PUIG

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